sábado, 6 de julio de 2013

Sentimientos


Son las 5'21 de la mañana del 7 de julio de 2.013


Mi mujer se ha levantado a mear 5 veces y tengo que ir yo con ella al wáter porque, si no, no acierta a bajarse los pantalones del skijama y se orina encima, teniendo entonces que cambiarla y lavarla.


Prácticamente, no he pegado un ojo en toda la noche.


Y así llevo 5 años.


La gente que nos rodea dice que me quiere mucho. Y es verdad. Pero yo respondo que aún la quiero yo más a ella porque otro cualquiera, a los 84 años, con todas estas enfermedades que me afligen, la habría internado en una residencia de ancianos y aquí paz y, después, gloria.


Peo yo no puedo hacerlo porque no soportaría una sola noche su ausencia, no podría dormir pensando en que estaría toda la noche sola en una fría habitación de hospital, seguramente atada a la cama, con unos pañales puestos, bañándose en su propio orín y dando voces inútiles durante toda la noche. No puedo soportar esta idea.


Creo que estoy hablando de sentimientos.


Pero la indignación que me acomete contra Rajoy y sus secuaces que han dado marcha atrás en la ley de dependencia, a cuyo amparo mi mujer había obtenido el grado 3 de incapacidad antes de que llegaran ellos al poder, momento en el que lo han paralizado todo, es absolutamente inoperante políticamente, tal como apuntaba yo en mi post de ayer.


Y lo seguirá siendo si mi indignación se une a la de todos esos otros que se hallan en las mismas circunstancias.


Es por esto que yo lo llamaba ayer, desde el punto de vista político, epifenómeno.


Si vamos al dral, leemos que epifenómeno es "1. m. Psicol. Fenómeno accesorio que acompaña al fenómeno principal y que no tiene influencia sobre él".


El fenómeno principal, en este caso, es la inmensa canallada que representa que millones de personas como mi mujer hayan dejando de percibir las ayudas que una ley, promulgada en Cortes, prescribía para los que se hallaban en su lamentabilísima situación.


¿Es operante la indignación de todos nosotros, los que nos hallamos en esta situación en orden a modificarla?


No.


De vez en cuando, el hecho de escribir y comprobar cómo los vocablos que acuden a nuestra cabeza responden casi milimétricamente a lo que tratamos de decir, nos proporciona, luego, si profundizamos obligatoriamente en lo escrito, la pequeña satisfacción de comprobar cómo nuestro cerebro, a pesar de ese proceso degenerativo tipo alzheimer que el neurólogo me atribuye y que antes de ayer me impedía recordar el camino de La Manga en la que llevo veraneando casi 60 años, conserva todavía la facultad de convocar a nuestros dedos un término nada fácil de hallar pero que precisamente es el único que expresa lo que nosotros queríamos decir en ese momento.


Porque la formidable oleada, la gigantesca oleada de indignación que experimentamos todos cuantos nos hallamos afectados por la insuperable canallada que Rajoy y los suyos han cometido con nosotros, nos hace comprobar que, efectivamente, es un “Fenómeno accesorio que acompaña al fenómeno principal y que no tiene influencia sobre él”, o sea que es un puto epifenómeno.


Porque lo que sí que tiene absoluta influencia sobre el fenómeno principal es la situación de absoluta superioridad económica, material, que hace que el PP y los suyos dominen la política española de manera absoluta también gracias a la mayoría de esta clase que le proporcionaron las últimas elecciones generales.


¿Por qué ganaron los del PP dichas elecciones?


Porque una oleada material de poder económico, o sea, un movimiento  material desde el punto de vista histórico, ha llevado a este asqueroso país a establecer unas estructuras de dominación que resultarán inalterables si no se produce otra oleada de poder económico material en sentido contrario.


Y esta oleada material de poder económico fluyendo en contra del poder económico establecido en España sólo podría producirse por una movimiento tectónico, si se me permite la expresión, que proviniera de unas estructuras socioeconómicas de signo contrario desde el punto de vista político. 


Dicho de otra manera, mucho más clara, la única posibilidad que yo me atrevo a vislumbrar para un cambio politico económico de nuestro país se basa en la producción de un conflicto bélico entre China y los Usa con la victoria de aquélla, que impondría, o mejor, podría imponer su concepción político-económica que no es la que propugna el liberaalcapitalismo que ahora nos domina.


En cualquier caso, creo que queda claro ya por qué yo excluía los jodidos sentimientos individuales de todos y cada uno de nosotros en la producción de cualquier cambio estructural de nuestra situación geopolítica.

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