jueves, 24 de diciembre de 2009

Creo

7.- Comentario por eutiquio25/12/2009 @ 08:01

Frente al ateismo y al agnosticismo, el misterio. ¿Por qué y para qué naci yo? ¿Por qué me pasan a mí, precisamente a mí, todas estas cosas, por qué parece como si hubiera un sentido en todo lo que me ocurre, en todo lo que hago, incluso involuntariamente, por qué cuando obro bien, cuando actúo bien, algo dentro de mí, asiente, está satisfecho, por qué, si lo hago mal, algo se revuelve allá adentro, por qué, como dijo creo que fue Rilke, toda existencia se realiza, toda vida tiene su sentido, por qué el más inteligente de todos nosotros no descartó radicalmente la posibilidad de que existe algo ahí, fuera de nosotros, por qué necesariamente nuestra pobre y triste razón ha de ser el juez inexorable de todo?

Otro gran talento dijo aquello de “credo quia absurdum est”, creo porque es absurdo. Y ¿qué es precisamente lo absurdo, creer o no creer, ésta es la cuestión, la gran cuestión, porque si admitimos la existencia de algo por encima o fuera de nosotros, que no tiene forzosamente que ser ese Dios con mayúsculas teológico sino tan sólo teosófico, nuestra desdichada vida puede quizá encontrar ese sentido que barruntaba Rilke o quien fuera. Un sentido que podría ser simplemente alargar esta vida que alienta dentro de nosotros, como les sucede a los demás seres de la naturaleza.

Ésta, la naturaleza, ¿puede ser ese Dios que buscamos, por ejemplo, Carmen RM y yo? Pero la naturaleza ¿qué es y cómo es? ¿Puede el simple existir y reproducirse como esporas ocupar el espacio de la divinidad que tan ansiosamente buscamos?, porque, si Dios existiera realmente, muchos de nuestros problemas quedarían resueltos, ¿o no?, sería todo lo contrario porque supondría una exigencia más a nuestras pobres vidas.

En cualquier caso, este problema es absolutamente existencial, cada uno de nosotros lo experimenta de distinta manera si es lo suficientemente inteligente para buscar por sí mismo su propio camino, si no descansa en otros que, como demiurgos, le resuelvan gratuitamente el problema.

Lo que sí tengo claro es que yo no creo en el Dios de Ratzinger. Un Dios así no es que no exista es que no debería existir. Ni tampoco en un Dios personal creado a nuestra propia imagen y semejanza porque sería un Dios detestable. Me gustaría que fuera, como a veces nos da a entender Carmen RM, algo que anda por ahí, si no lo he entendido mal, haciendo una tarea absolutamente incomprensible para todos nosotros, pero una tarea, al fin.

O sea que acabo por donde empecé, por el puñetero misterio.
A mí no me convence el Dios de los teólogos pero tampoco acaba de llenarme el Dios ausente, el Dios inexistente, el Dios inaprensible de los ateos y de los agnósticos, sino que busco en mi propia vida, casi todos los días, el Dios de Carmen RM y el mío propio, algo inalcanzable, incomprensible, inexplicable que está fuera de mí y que me ayuda a seguir viviendo y a continuar siendo lo que soy.

Buenos días y buena suerte porque creo que la vamos a necesitar.

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