miércoles, 23 de diciembre de 2009

Libertad, ¿para qué?

Referencia: Comentarios 218. 219 y 220 del post de ayer de Manolo Saco, al que pedimos respetuosamente perdón, Mercedes y yo, por salirnos de los temas que él marca.

Mercedes, eres un encanto, manejando el teclado. Para mi particularísimo gusto, será difícil que alguien te supere diciendo todas esas cosas que dices con tanta gracia, con tanto desparpajo, pero que, a mí, quizá por ser tan viejo y “conservador”, me parecen auténticas locuras.

¿Sabes? Como soy el tipo más veleta del mundo, he cambiado de opinión respecto a ti. No eres socialistas, coño, no, eres una puñetera neocons. Si te detienes, un sólo momento, a reflexionar, si dejas pasar ese torrente de ideas que fluyen de tu cerebro como un torbellino, te darás pronto cuenta de ello.

Tus 3 magníficos-en la forma-últimos comentarios son un canto a la libertad, ¿o no? En tu insultante desenfado cometes uno de los peores pecados de la juventud: despreciar a los viejos. Y no lo digo por mí, “cur senectus misera videatur”, al que la vejez, que ya tan bien conoce, le parece, por muchas razones, miserable, no, no, me refiero a los viejos en el sentido de clásicos, me refiero, claro está, al querido y olvidado Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin, que, qué loco, coño, dijo aquello de “libertad, ¿para qué?”.

Si reflexionas, si acallas por un momento a tu alocado corazón, verás que estás diciendo lo mismo-no te asustes, que lo voy a razonar-que nuestra querida Esperanza, que nuestro queridísimo Rajoy, libertad, libertad, siempre libertad, pero de la justicia, ni hablar, porque la justicia, ya lo he gritado aquí más de mil veces, ordena dar a cada uno lo suyo y ¿quién les va a dar a esos 4 millones de parados, a esos 10 millones de conciudadanos tuyos y míos, hundidos más abajo del nivel de la pobreza, “lo suyo”?, los que proclamais libertad, libertad, ¿para qué?, para que ocurra eso que tú dices que a ti te da igual y a mí me aterra, que la derecha gane las elecciones e implante definitivamente, o sea, para siempre, la libertad; dices que te doy miedo y tienes toda la razón de sentir miedo por lo que yo propugno porque lo que yo quiero es ganar en las urnas la facultad de legislar e imponer la verdadera libertad, la que tienen, por ley, los hombres IGUALES, porque dime tú que igualdad hay entre Fraga,[y los miembros de toda su familia que el otro día lei en un blog que tiene a todos, absolutamente a todos ellos colocados en los mejores puestos de la Administración pública], y el desgraciado ése que se pone todos los días en la cola de Cáritas, a que le den eso que, además, ellos, los cabrones, los hijos de puta, llaman la “sopa boba”.

Es precisamente a costa de ese pobre hombre de la cola de Cáritas que tú y yo podemos discutir, aquí y ahora, sobre el sexo de los ángeles porque, en este cochino, asqueroso país, ha habido, hay y habrá, mientras millones y millones de gentes como tú y otros lo toleren, la libertad suficiente para que nadie toque el mejor derecho de los hijos, de los hermanos, de los cuñados de Fraga, no ya sólo a recibir mejor instrucción y formación académica que ellos, no, no sólo eso, sino también el sacrosanto derecho a tener la mano suficiente para enchufarlos en los mejores puestos de la Administración Pública y, así, seguir reteniendo libremente el poder para enchufar a sus hijos, a sus hermanos y a sus cuñados, coño, que eso es la libertad omnímoda que disfrutamos, todo lo contrario de lo que yo pido a gritos, justicia distributiva para que los demás ciudadanos de este país puedan competir en condiciones de igualdad con los egregios miembros de la familia de Fraga, que tienen todos esos derechos porque éste firmó sentencias de muerte a la vera del Caudillo; si ésa es la libertad que tú quieres, métetela por donde te quepa. Punto, como diría, él, el libre, Fraga. No, todavía, no, porque yo estoy aquí sólo para esto: para gritaros con todas mis fuerzas que todos los que defendéis la libertad por encima de la justicia sois unos neocons, aunque no lo sepáis, aunque estéis pasados por la garlopa del refinamiento socialdemócrata.

Gracias, Mercedes, querida Mercedes, y no te enfades conmigo, que no he hecho sino copiarte al pie de la letra tu estilo, que Dios te bendiga, te siga bendiciendo porque, como ya he dicho por aquí un par de veces, tienes la sacrosanta virtud de sacar lo mejor de mí mismo.

Buenos días y buena suerte, porque la vamos a necesitar.

1 comentario:

  1. Eutiquio: ahora se les llena la boca de la palabra libertad, pero la realidad es que siempre la temieron.Mercedes seguramente, no sabe que hubo gente que murió escribiendo esa palabra en las paredes. Ella era muy niña todavia.Un abrazo Eutiquio.corazon rojo

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