viernes, 18 de diciembre de 2009

Desde lo más profundo de la noche, sonríe,
también él la soporta pero de otra manera,
porque ha decidido su destino.
Es como este poema,
tú querías que las palabras
fueran proyectiles,
que las frases restallaran
como látigos, que los versos fueran estampidos,
y, ahora, todo es blando,
como esta almohada. En algún sitio,
alguien te está engañando,
desde hace mucho, juega con tu vida,
te hace lo que no quieres ser,
que escribas necedades
sobre estos papeles
que nadie va a leer
y el resto de tu tiempo permanece vacío.
Está claro que nadie vive como quiere
ni siquiera él, que juega con el destino
de los hombres. En lo profundo, algo no es
como desea, hay algo en la trama
que se le escapa, de modo que él
elige, en la mañana,
entre la injusticia y el dolor.
Nadie sigue un camino seguro,
todos somos poco más que unas sombras
que alguien proyecta de perfil
como en una pantalla de cine.
Nadie ha logrado todavía hacer lo que soñó,
todos llevamos esa espina clavada en nuestro corazón.

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