lunes, 25 de enero de 2010

Historia del anticomunismo: Miller y Beckett

21.- Comentario por eutiquio25/01/2010 @ 11:52

Esta mañana, a las 8, me he puesto a trabajar sobre el texto que cuelgo a continuación y que, aunque parezca que no tiene nada que ver con la propuesta de Saco, lo tiene y mucho, porque ayer mismo leí, aquí, en el blog, residuos socio y sicológicos de un anticomunismo visceral.

Tengo una duda que no consigo resolver: cuál de las 2 más grandes obras teatrales de nuestro tiempo, para mí, es mejor, Esperando a Godot o Las brujas de Salem, quién es realmente el prototipo ideal del escritor, el humanísimo Arthur Miller o el ascético Samuel Beckett.

Samuel Beckett era una especie de monje, empeñado en quintaesenciar la literatura hasta tal punto que estoy seguro de que llegó a pensar que la mejor manera de escribir era no hacerlo. Aprendió a escribir de ese modo insuperable que, hoy, marca una de las cimas de la literatura universal, ni más ni menos, que con el Cervantes de la literatura en habla inglesa, el autor del Quijote moderno, o sea, del Ulises, James Joyce, éste estaba casi ciego y no podía escribir directamente así que lo hacía a través de su incondicional admirador y secretario, Samuel Beckett.

Arthur Miller, autor de “La muerte de un viajante”, recibió por ello la recompensa soñada por todos los hombres del mundo, acostarse todas las noches, durante casi 5 años, con Marilyn Monroe, hasta que ésta murió. Casi nada. Pero no parece que estos años fueran días de vino y de rosas porque él los describió más bien dolorosamente en su “Después de la caída”.

En la década de 1950 fue víctima de la caza de brujas. Acusado de simpatías comunistas por Elia Kazan, rehusó revelar los nombres de los componentes de un círculo literario sospechoso de tener vínculos con el Partido Comunista ante la Comisión de Actividades Antiamericanas en 1956, acogiéndose a la protección constitucional. A pesar de las presiones que sufrió, Miller no dio ningún nombre, declarando que, aunque había asistido a reuniones en 1947 y firmado algunos manifiestos, no era comunista. En mayo de 1957 se le declaró culpable de desacato al Congreso por haberse negado a revelar nombres de supuestos comunistas. Sin embargo, en agosto de 1958, el Tribunal de Apelación de los Estados Unidos anuló la sentencia, de forma que no tuvo que ingresar en la cárcel.

La atmósfera de aquel tiempo la plasmó en “Las brujas de Salem”. En esta obra se sirve de un acontecimiento real del siglo XVII para atacar la caza de brujas dirigida por el senador McCarthy. También en la década de 1950 publicó Recuerdo de dos lunes (1955) y Panorama desde el puente (1955), llevada con éxito al cine y al teatro y con la que obtuvo su segundo premio Pulitzer. El 29 de junio de 1956 se casó con Marilyn Monroe, matrimonio que duraría cuatro años y medio. (Este párrafo y el anterior están extraídos de Wikipedia).

“Las brujas de Salem” es el castigo divino al anticomunismo norteamericano, está escrita directamente para combatir a uno de los personajes más nefastos de la historia de la humanidad, el senador Joseph McCarthy, que inició la más terrible de las cazas de brujas que se recuerdan contra todo lo que olía a comunista en los Usa, o sea, contra todo, porque para éstos, incluso ese santo varón que es Obama es un terrible comunista. Y digo nefasto porque el tal MacCarthy, creador de una corriente ideológica que se llamó, lógicamente, macarthismo, que no es sino la misma, con otro nombre, que el actual neocons liberalismo capitalista, consiguió silenciar casi para siempre a hombres de la categoría de Dalton Trumbo, autor de los guiones cinematográficos de Espartaco y de Johnny cogió su fusil, y de que alguien, tan valioso como artista, Elia Kazan, se convirtiera humanamente en un desecho, que denunciaba ante el Comité de Actividades Antiamericanas, a todo aquel que se ponía por delante.

O sea que Las brujas de Salem no es ni más ni menos que la mejor defensa que se haya hecho nunca de la libertad ideológica y Esperando a Godot, la historia pura y dura de la humanidad que se pasa toda la vida esperando a alguien que no vendrá nunca porque no puede venir, ya que no existe. ¿Verdad, Manolo Saco?

Es por eso, entre otras cosas, por lo que soy comunista, porque soy antinorteamericano, porque soy antiimperialista, porque soy un firme seguidor de Espartaco, los usanianos odian el comunismo casi tanto como yo los aborrezco a ellos, vean ustedes, si no, lo que han hecho con Llamazares. Ponerle a su retrato el famoso “wanted”. A partir de este momento, cualquier loco fascista puede acabar con él de un tiro en la cabeza e ingresar en el paraíso usaniano

3 comentarios:

  1. José, lo primero que quiero decirle es que yo no quiero que gobierne el pp, lo que creo es que con el psoe no habrá transformaciones importantes. Sin embargo el mensaje del pp está calando en la población como que el enemigo es el pobre y necesitado, en vez del acaparador de riquezas.Al igual que antes llamaban comunismo a cualquier cosa que fuese contra el sistema capitalista conservador de privilegios a costa de los demás.Y creo que hay que ser por convicción de lo que se desea y no por anti-algo.En cuanto a lo que han hecho con Llamazares, habría que denunciarlo ante un Tribunal de Derechos Humanos y pedir un castigo e indemnización, al igual que hacen los usanianos, como usted los llama. Pues parece ser que de alguna manera está señalado como contrario al sistema neo-liberal de los, sin duda, dirigentes del mundo, de un sistema enviciado por el crimen organizado desde un "estado" oculto de intenciones.

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  2. Perdón, pero con este sistema se me olvida poner el nombre.Soy la de antes:Carmen RM.

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  3. Bueno, querida Carmen, de vez en cuando se introduce entre nosotros no sé, no me atrevo a denominarlo, un malentendido.El mío parece ser que no acabo de entender lo que tú deseas, eso de que las cosas lleguen al límite de su gravedad para que, entonces, se produzca una especie de big-bang que las ponga, o por lo menos ayude, a ponerlas en su sitio.El tuyo parece que es que me consideras una especie de reaccionario que se mueve más por los sentimientos anti algo que por los sustantivos.Y, a lo peor, tienes razón. No lo sé, sinceramente, pero me gusta pensar que no es así, sino precisamente al revés, mi entrega a lo que representan mis sentimientos es tal que mis vísceras no pueden soportar la agresión que supone todo lo que se opone a lo que tanto deseo. Y entonces surge el odio al PP, a Rajoy, a los usa, etc.Al menos, celebro que, en lo que se refiere a Llamazares estemos de acuerdo.Un beso,

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