sábado, 20 de febrero de 2010

De la alegría de vivir

Ahora, para que nadie pueda acusarnos de pesimistas, colgamos a continuación un poema de G. Pack  que es la alegría misma:


 Y saliste de alli a caminar
y la calle volvió a ser ese fluente arroyo
en el que todos parecemos gotas del mismo agua
y eran la luz y el aire y era también el sol
y el cielo y las casas, que parecían todas habitadas
por esa gente amable que siempre sonríe
y la vida te pareció tan hermosa que sentiste
ganas de bailar y bailaste, que no otra cosa
es andar por una calle jubilosa
donde todos se sienten como si realmente
fueran hijos de Dios y era como si ya no hubiese
hambre en el mundo, como si no existiera el dolor,
como si allí, donde todos sabemos, ninguno de nosotros
estuviera matando, ahora mismo, a otro.

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