miércoles, 3 de marzo de 2010

Cuba siempre en mi corazón

Bueno, bueno, bueno, bueno, pues ahora resulta que yo no era ese viejo antediluviano que se había quedado anclado en el paleolítico, soñando con que aquellos jóvenes revolucionarios que se alzaron desde sierra Maestra contra aquel canalla esbirro de los Usa, llamado Batista, que tenía a su pueblo entero soportando las palanganas a los señoritos yanquis, que venían al burdel habanero para expulsar sus requesones de espermatozoides, casi me habían convencido ya de que Castro y el Che realmente nunca existieron, de que era totalmente falso que, una vez ganada su batalla contra el más ingente enemigo que hasta ahora ha conocido el mundo, los EE. UU. de América, en lugar de dedicarse a dormir en sus laureles, uno había emprendido el inigualable camino de exportar aquel milagro revolucionario por todo el mundo, en lugar de quedarse allí, en la Habana, disfrutando de un buen ministerio y cultivar su asma infantil con esos formidables puros que se fumaba con el mismo desprecio a su salud que el que demostraba a una vida miserable que es la que se dedica o entrega  a la explotación del éxito conseguido, que es la actitud de los mediocres.

Sí, sí, sí, sí, casi me habían convencido de que todo aquello había sido sólo un sueño de mi ya lejanísima juventud, que yo había soñado que uno de los países más débiles del mundo había sido capaz de plantar cara al más poderoso de todos los que se han dado alguna vez sobre la Tierra, los Usa, ni más ni menos, y a base de coraje y de dignidad le había aguantado todos los tirones que el monstruo les había pegado, sólo a base de aplicar la igualdad de todos sus ciudadanos, de tal modo que ninguno de ellos haya tenido que soportar nunca que uno  se hubiera alzado sobre los demás en virtud de un mérito personal que no fuera sino el cumplimiento de la 1ª máxima comunista de obtener de cada uno según su capacidad para así poder darle a cada uno lo que realmente necesita, siempre dentro de la máxima igualdad.

Y, de pronto, yo, un día, como el que no quiere la cosa, comencé a participar en un blog, y dialogué con unos y con otros con mejor o peor fortuna y otro día porque un pobre hombre murió en un hospital de Cuba como consecuencia de una huelga de hambre, me vi envuelto en una acérrima discusión en la que se trataba de demostrar que Cuba ya no era Cuba, ni Castro aquel heroico Fidel, ni los cubanos aquel pueblo que, a base de coraje, había resistido el asedio sin ninguna clase de cuartel del pueblo más poderoso de la Historia, simplemente porque un pobre hombre había muerto en Cuba después de una huelga de hambre. Y la reacción ante un hecho evidentemente inevitable por parte de las oscuras fuerzas de ese mal que es el capitalismo neocon ultraliberal, pensé que iba a silenciar a todas esas buenas gentes del mundo que son verdaderamente de izquierdas y cuál ha sido mi gozosa sorpresa al comprobar que los comentarios no sólo están en una aparente paridad sino que son mucho mejores y más hilvanados los de la izquierda, entre los cuales no tengo más remedio que citar los Zawinul, Pijus Magnificus, FJ, Ácrata Rabioso, entre otros muchos a los que ruego me disculpen por su omisión.

Y la pregunta, una humildísima pregunta, es: ¿qué  es lo que tenían que haber hecho en aquella legendaria isla para que Cuba, Fidel y el comunismo no hubieran quedado como lo que son, una puñetera anomalía histórica que sobrevive gracias a la fuerza hercúlea de un sólo hombre que se llama Castro, al que no han podido vencer durante medio siglo los mayores y mejores hombres norteamericanos?

¿Haber alimentado a la fuerza al mal llamado disidente lo que habría supuesto un atentado a su libertad? ¿Por qué si esto no debía de hacerse con la sra. Haidar, ahora sí que debió de hacerse forzosamente? En cuanto a que este pobre hombre, debilitado por su inanición no haya resistido la paliza que supone una tan larga huelga de alimentos y haya muerto como consecuencia de una enfermedad provocada por ella, sin que hayan podido salvarle los cuidados médicos en el mejor de los hospitales cubanos, conscientes como eran las autoridades de la isla de que iban a echarse sobre ellas la afiladas garras de una prensa internacional que ha mamado el anticomunismo desde el principio de su historia.

Sólo una cosa más, ante la extensión de este comentario: el argumento, el único argumento que han intentado utilizar como irrefutable es la denuncia del hecho, dicen, por Amnistía Internacional; hace ya mucho tiempo que cuando me hablan como argumento definitivo a favor de algo de la posición de AI suelto la misma y estruendosa carcajada que cuando hablan del TRIBUNAL DE DERECHOS HUMANOS DE ESTRASBURGO: pero ¿en qué mundo estamos, entre qué gente vivimos?,  resuena la formidable requisitoria ciceroniana, cuando se pretende utilizar como argumento definitivo 2 instituciones internacionales creadas o toleradas por las fuerzas más reaccionarias de la sociedad internacional que contempla impasible, sin decir ni pío, las cotidianas atrocidades de Irak, Palestina, Afganistán, etc. etc. Un poco de respeto, señores, por la simple inteligencia humana. Vale.

3 comentarios:

  1. Pues si. Y aquí a nivel local se puede recordar lo que dijeron, no ya gente anónima en blogs etc. sino políticos con nombres y apellidos, cuando el asesino De Juana se puso en huelga de hambre. Poco menos pues que allá él, que se muera. Hoy cargan con toda su demagogia contra Cuba y por extensión contra ZP. Claro, el objetivo primario. La doble moral de la derecha. Nada descubro evidentemente.Saludos

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  2. Sí que descubres algo, amigo Fernando.Ahí es nada ver con tan absoluta claridad lo que parece que nadie percibe: la contradicción esencial entre las posiciones que se adoptan según actúe la izquierda o la derecha, según sean los nuestros o los otros los que tengan el problema.Esto es lo que está provocando la desafección del ciudadano medio de la política.Un abrazo, Fernando,

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  3. Si, y ya sabemos quien manda cuando gana aquello de "Haga como yo y no se meta en política"Saludos,

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