viernes, 26 de marzo de 2010

Sigo respondiendo aquí a las cuestiones que me plantea Mercedes en el blog de Saco

Pero qué desalentador es todo esto.

De pronto, un extensísimo grupo de comentaristas que parecían dotados de extraordinarias facultades de comprensión de la realidad, comienzan a errar en casi todo lo que dicen. A mi juicio, claro, puede que sea yo el equivocado, a lo peor me está sucediendo a mí lo que al loco de la autopista que oye al helicoptero de la guardia urbana decir: atención, atención, que un loco va conduciendo en dirección contraria, y dice él: un loco, cientos de locos.

Porque es desalentador, desde el punto de vista de la lógica que  una persona tan inteligente como Mercedes ataque la que yo he llamado regla de oro de la ética, de la justicia y del Derecho que no es otra que la de que no puede haber delito, pecado ni infracción ética si uno no es consciente de que está violando las reglas de la ética, de la justicia ni del Derecho.

Esto es el abc de la ética, por resumir en una sola materia o disciplina el problema y porque la ética es la cumbre de la pirámide que enjuicia el comportamiento humano.

Aun con el severísimo riesgo de que algunos me tachen de pedante, como esto puede ser leído también por otros que gusten de la aportación de citas de autoridad, a continuación incluyo 3 de éstas, todas ella, claro, procedentes de la filosofía:

1) Tomás de Aquino, Summa Theologica, I-II, q.I, a.I.: Sólo pueden llamarse acciones propiamente humanas las que proceden de la voluntad deliberada;

2) nihil volitum nisi praecognitum, nada puede quererse que no haya sido previamente conocido y

3) Aristótles, Etica, III, capítulo I, voluntario es aquello que procede de un principio intrínseco con conocimiento del fin.

Y es que es de una elementalidad irritante que no se admita que no se puede culpabilizar a nadie que no sea consciente de que el acto que realiza está especificado como ilícito por una ley anterior. Y esto es tan así que toda la polémica entre el catedrático de Derecho penal que defiende a Garzón y el magistrado de la Sala de lo Penal de TS que lo encausa, 2 autoridades de la máxima jerarquía en Derecho,  se centra, como no, en determinar si la actuación de nuestro juez puede considerarse delictiva en tanto en cuanto dicha actuación no se halla santificada por una ley escrita, preestablecida, que en este caso es precisamente la Declaración de Derechos Humanos de la Onu, ratificada por el Pacto y la Convención sobre los mismos, cuya incorporación a nuestro ordenamiento jurídico se produce en 1977, con posterioridad a la promulgación de la llamada Ley de Amnistía, por lo que, en virtud de ese otro gran principio del Derecho penal que establece radicalmente que las leyes penales sólo pueden ser retroactivas en aquello que favorecen al reo, toda la criminal y canallesca actuación de Franco y su Juntas Militares, lo queramos o no, queda protegida PARA SIEMPRE por la jodida ley de Amnistía, y esto es así con la misma rotundidad que la ley de la gravedad hace que los cuerpos tiendan a ir hacia el centro de la Tierra.

Así que, mi querida y admirada Mercedes, de la que dije y mantengo que me obliga cuando debato con ella a sacar lo mejor de mí mismo, no se puede cometer un delito si antes ese delito no existe y un delito sólo existe cuando una Ley lo especifica como tal, de modo que los jueces de Nuremberg fueron todos ellos prevaricadores porque condenaron a los procesados sin una previa Ley que estableciera como delito las horrendas conductas que cometieron aquellos demoníacos nazis.

Antes que se me vaya de esta maldita cabeza invadida por el alzheimer, Mercedes,¿has considerado siquiera la posibilidad de que hubiera ganado la guerra Hitler? ¿Hubiera habido entonces un proceso de Nuremberg y, de haberlo, quiénes hubieran sido los jueces y cuáles los procesados? Tú, que tan ardiente defensora de la Justicia te crees, todavía no has advertido que ésta no puede existir sin las leyes y que éstas, lo queramos o no, las tienen que promulgar los hombres y es mejor que lo hagan 350 diputados elegidos por el pueblo que un sólo hombre, uno sólo, un juez anglosajón que juzga sin previa ley basándose únicamente en las sentencias que han dictados otros hombre solos como sucede en el Derechos anglosajón, al que yo alabé hace muy poco por aquí, en lo que se refiere al sistema de su elección democrática por los electores de la demarcación territorial en la que van a ejercer su profesión. Pero, ¿tú sabes de esa otra característica del sistema usaniano en el que los jueces del TS los nombra el presidente, tú puedes imaginar siquiera lo que sería un TS con todos sus miembros elegidos por Aznar? Y para los demás jueces se siguen sistemas distintos según cada Estado: en unos, por elección entre los candidatos que presentan los partidos políticos-horror-; en otros por libre designación del Gobernador de Estado, o sea que Camps hubiera designado al propio juez que luego habría de juzgarle. Más horror todavía, aunque el resultado no hubiera sido peor que el que nos ha regalado el más que amigo De la Rúa.

Un saludo,

1 comentario:

  1. Observo con alegría que ya has podido contactar con Sergio, ya que éste ha enlazado tu post ancá del Manolo.Un abrazo.

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