martes, 13 de abril de 2010

A Iñaki sobre mi teoria de mecanizar la jurisdiccion, John Nash, Galileo, Wittgenstein y mi hija Cristina

#43 Comentario por eutiquio1; 13/04/2010 @ 13:45

Querido Iñaki: comienza a pasarme contigo lo que ayer me ocurrió con La Repu, que un tipo superespecialista en una materia, capaz de leer miles de tomos sobre algo, asimilarlos íntegramente y dar aquí, en este blog, los suficientes destellos de su sabiduría, en lugar de hacer análisis consecuentes con su indudable capacidad científica, abjuren expresamente de ella e incluso se permitan esbozar una sonrisa de suficiencia cuando un analfabeto como yo se permite entrar en ese arcano como un elefante en una cacharrería e pur si mouve.

Sé que estás completamente al corriente de que John Nash, profesor de matemáticas de una universidad yanqui obtuvo el premio Nobel de Economía por 5 cuartillas escritas a toda prisa sobre la teoría de los juegos y sé también que tú dominas dicha teoría a la que yo ni siguiera me he atrevido a acercarme.

Si te traigo aquí a colación la historia de este genial esquizofrénico que recientemente fue llevada a la pantalla, es porque abona, salvadas las siderales distancias, esa teoría mía que a ti tanto te extraña y hablas de extrañeza porque eres una de las personas más educadas y sensibles que conozco y no te gusta lastimar a la gente, pero está claro que a ti, esa idea mía que expuse por 1ª vez hace 10 años a los postres de una comida a la que asistían todos los altos mandos de la judicatura española, de que llegará un tiempo en que la gente se asombrará de que hayamos encomendado a unos hombres la terrible función de juzgar definitiva y destructivamente a otros hombres del mismo modo que, ahora, nos parece increíble que aquel Derecho romano que asombró al Universo con la sabiduría de sus jurisconsultos no sólo llegara a admitir y defender la esclavitud sino también a admitir que los esclavos fueran vendidos incluso a trozos, trucidatio corporis.

Luego, cuando me llevaba a casa el presidente el TSJ de La Rioja, me dijo:

-Coño, eutiquio, sólo a ti se te ocurre, en medio de una comida de jueces, sostener que no sólo no somos necesarios, sino contraproducentes; ¿quieres decirme, ahora y aquí, como coño piensas sustituirnos?

Le miré, la verdad, un poco abochornado y le contesté: Por las máquinas.

-Por las máquinas, coño, y ¿quién, al fin y al cabo, manejará a esas máquinas?

-Una serie de funcionarios que sólo conocerán los términos en los que se plantea el problema pero no a las partes.

-¿Y de veras crees tú que una máquina será capaz de interpretar las leyes?

-Estoy absolutamente convencido. Creo, de acuerdo con Wittgenstein y su Tractatus logico-philosophicus, que la palabra es capaz de todo, es más, que es la única fuente de la auténtica sabiduría, que toda verdad puede condensarse en una proposición matemática numéricamente evaluable y una vez conseguido esto, que un ordenador sea capaz de manejas estos datos y obtener la solución correcta en Derechos es mucho más fácil que realizar los cálculos que llevaron a un hombre a la luna.

Mi compañero de carrera me miró con asombro y abandonó la discusión. Había llegado a la conclusión de que estaba hablando con un loco.

Tengo una hija, la menor, doctora en informática y profesora de la universidad de Badajoz. Escribe artículos en las mejores revistas de informática del mundo. La Nasa se la quiere llevar a Cabo Cañaveral y a ella, tal vez porque yo soy su padre, no le parece una locura, como a ti, Iñaki, mi idea de informatizar la jurisdicción.

No olvides que la SICAR estuvo a punto de llevar a la hoguera a aquel loco, Galileo Galilei, que dijo que la Tierra giraba alrededor del Sol.

En fin, Iñaki, que, de pronto, me ha entrado el cansancio de todos estos follones en que continuamente me meto y por lo tanto, como no tengo energías para seguir, lo dejo aquí. A lo mejor, otro día, continúo.

Un abrazo, amigo.

1 comentario:

  1. José, con tu permiso, debo reñirte (un poco). A estas alturas estoy convencido de que eres perfectamente consciente de que cuentas con todo mi respeto, no sólo en el plano personal (eso trato de extenderlo, sin necesidad de hacerlo patente, a toda la gente con la que me comunico) sino, y más principalmente, en el plano intelectual. Amigo, puede que yo sea muy exigente en cuanto se refiere al razonamiento pero, siendo así, deberías tener en cuenta, a partir de ahora, que tú eres una de las pocas personas cuyas opiniones, que casi siempre comparto, he pasado a considerar de lectura imprescindible, salvo cuando te apoyas en el fútbol, ahí no te sigo porque de eso no entiendo nada, baste decir que soy del Athletic ¡por nacimiento!Ese respeto que te acabo de manifestar se fundamenta en la lectura de muchas líneas de ideas y opiniones compartidas y además no estoy seguro de estar en desacuerdo contigo sobre la supremacía de la inteligencia artificial (observa cuanto me cuesta expresarme directamente). Sólo te diré una cosa al respecto: espero que no tengas razón. Pide a tu hija que te hable de la inteligencia artificial, las redes neuronales y todas esas cosas que, supuestamente, hacen que las máquinas aprendan de su propia experiencia ¿Recuerdas cómo se llamaba “la computadora” de aquella película de Kubrick “2001 una odisea del espacio”? Te recomiendo, no, mejor, te ruego que veas esto. Quizá lo conozcas, se trata de una interpretación de ese trabajo magistral. Sigue las instrucciones, en la parte inferior derecha de la pantalla encontrarás unos círculos con los números I, II, III, IV, cuando la película te lo pida pulsa ahí.http://es.kubrick2001.com/Mi soberbia (y Kubrick) me inclinan a preferir que me condene un semejante a que lo haga una máquina. Como sabes, yo no tengo ninguna inclinación religiosa pero coincido con Nietzsche en su pregunta “¿Es el hombre sólo un fallo de Dios, o Dios sólo un fallo del hombre?”, sea lo que sea, todavía conservo la esperanza y ya que estamos aquí mi esperanza, obviamente, está depositada en el hombre.

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