lunes, 12 de abril de 2010

Esencia y existencia, Heidegger y Camus, Garzón y Varela


#61 Comentario por eutiquio1; 12/04/2010 @ 20:09

Mi amigo Iñaki Zumake se refiere otra vez, hoy, al auto de Garzón en el que éste desnuda para siempre la feroz campaña genocida del franquismo que no es sino un nazismo-fascismo a la española. Y, de pasada, se refiere a mí, diciendo que yo no estoy de acuerdo con él, y tiene toda la razón porque, creo, que voy mucho más allá. Voy a tratar de explicarlo:

Yo dije, cuando a su requerimiento, leí el auto garzoniano por 1ª vez, creo recordar, porque la memoria inmediata ya la he perdido definitivamente, "Dios que buen abogado si tuviera un buen juez", o algo así, porque, decía yo, pocas veces en mi larguísima andadura forense, había visto algo tan sincero y bien escrito.

El problema, mi querido Iñaki, es que el Derecho no es Literatura, el Derecho, como ya vengo diciéndote es pura matemáticas, de esas que tú mencionaste un día aquí, teoría de conjuntos, de modo que para enfocar el asunto que tanto nos preocupa había que preguntar: ¿cuántas leyes ha infringido Garzón; qué valor relativo atribuimos a cada una de ellas e igualmente qué valor numérico a la categoría de las infracciones, a partir de qué valor la infracción de cada ley se considera dolosa o malintencionada? Y otras cuestiones semejantes a las que habría que atribuir un valor aritmético realmente representativo.

Volviendo a la oposición entre Literatura y Derecho, recurro a Martin Heidegger y a Albert Camus, 2 de las figuras mas señeras del existencialimo para intentar distinguir, desde nuestra modestia, entre la esencia y la existencia.

El auto de Garzón es vida, historia, sentimiento. El auto de Varela sólo es pura y dura matemática.

Soy un existencialista convencido desde que leí "La náusea" de Sartre y "El extranjero", qué título, de Camus. Y pienso que el hombre se debate en la angustia que le produce vivir al borde de la nada, yo siento una angustia irreprimible ante el horror que me producen los jueces y, como el protagonista de "El extranjero", siento la tentación de acabar con todo, matando, que no es sino saltarse unas normas estúpidas que no acabo de entender, pero comprendo que se trata de una solución irracional y, por lo tanto, inhumana. Frente a esto, creo que el hombre ha de repensar su vida, el por qué y el para qué, que es lo que han hecho Garzón y Varela, que han buscado la verdad material, o sea, la Justicia, o la verdad formal, la matemática, o sea, el Derecho.

Si algo soy yo es un escritor, nací escribiendo y moriré escribiendo, pero ello no me incapacita para entender las matemáticas. No me gusta que siempre 2+2 sea igual a 4, me parece rutinario y mezquino porque a esa igualdad le falta carga humana, sentimental, me gustaría que el Derecho rompiera las carencias legales y abrazara la carne y la sangre de las víctimas de unos asesinatos tan inútiles como miserables porque los familiares de las víctimas han ocupado sus puestos con más energía y tesón, la carne masacrada sólo ha servido para que los criminales satisficieran sus instintos perversos y esto es lo que no comprendo en un juez que se autotitula demócrata, toda el ansia de justicia que representa la democracia debería de haberse revuelto en el corazón de este magistrado ante las querellas de los asesinos contra el defensor de las víctimas y haberle hecho rechazarlas de plano.

Sí, es posible que ello represente la violación de esa norma democrática esencial que dice que todos somos iguales ante la Ley, por eso la diosa de la justicia se esculpe con los ojos vendados para no hacer nunca acepción de personas y no detenerse a ver quiénes son los que la requieren, pero el hombre tiene corazón además de cerebro y las matemáticas no siempre encierran la verdad cuando los números están manchados de sangre, de modo que si bien es cierto que "dura lex, sed lex", o sea, la ley es dura pero es la ley, todavía es más cierto aún que "summun ius, summa injuria", el derecho estricto es la mayor injusticia.

Buenas noches y buena suerte.

1 comentario: